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Esta obra se plasma con la concepción singular de ser la casa diseñada para una artista, con especial énfasis en la luz y sombra que otorga el carácter escultórico de su volumetría tanto interna como externa.
La casa dispone casi en su totalidad de una sola planta, con excepción del estudio de pintura donde se desenvuelve una segunda planta a manera de mirador para lograr un ambiente que favorezca la privacidad, concentración e inspiración.
Los grandes ventanales se relacionan con un jardín perimetral que rodea la figura en forma de “L” de la casa.
El tratamiento exterior connota la complejidad de la obra del artista por medio de muros arquitrabados de hormigón visto en contraposición con los matices armónicos de la mampostería y la sutileza del recubrimiento de piedra roja de algunos elementos de la fachada.